9 oct 2011

TOXICOS EN EL HOGAR (Primera parte)


En la actualidad estamos rodeados de sustancias químicas en aire, en el agua y en el suelo… y hasta en los alimentos!!!! Tradicionalmente la preocupación ha sido evaluar, medir y establecer las concentraciones de las sustancias químicas que se emiten al ambiente a través de programas de evaluación y monitoreo en aguas, aire y suelos… eso es importante, pero se han realizado evaluaciones y monitoreos en el interior de nuestras casas?

De esta situación surge la pregunta: ¿Que tan sano es el ambiente de mi casa?. La Organización Mundial de la Salud (OMS/WHO) estima que se emiten cerca de 6 mil nuevas sustancias cada año, siendo 65 mil de uso común y que, en total, existen aproximadamente 7 millones de sustancias químicas registradas en el mundo.

Con estas cifras, las posibilidades de exposición son muy altas, tanto en el hogar como en el ambiente. Lo más preocupante de este panorama es que de todas esas sustancias, cerca de 100 mil son materias primas, que de alguna forma tienen que ver con el contacto directo con el hombre y de las cuales tan solo 4 mil están relativamente bien estudiadas en términos toxicológicos.

No es de extrañar entonces el incremento de enfermedades que anteriormente eran extrañas o exóticas. A nivel ambiental, estas sustancias generan problemas de tipo crónico que persisten por mucho tiempo en la Naturaleza ya que ella no es capaz de eliminar. Cada día es más frecuente el cáncer a todo nivel, malformaciones embrionarias, enfermedades asociadas con el sistema reproductor, afecciones respiratorias agudas, Alzheimer, entre muchas enfermedades que ya se están asociando a contaminación ambiental.

La Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos de América (EPA, siglas en inglés) emprendió un estudio en los años 80 del siglo pasado que denominó Total Exposición Humana (THE, siglas en inglés) donde evaluaron las exposiciones a las que un hombre común estaba expuesto en su diario vivir (WAYNE, 1990). Los resultados fueron reveladores, era evidente la exposición de sustancias químicas en ambientes no tradicionales y de frecuencia diaria, estos ambientes los denominaron “microambientes” y los definieron como: “sitio de concentración homogénea de contaminante que una persona ocupa por un período de tiempo determinado”.

La gama de “microambientes” incluye: casas, parqueaderos, garajes, almacenes, gimnasios, buses, trenes, aviones, parques, teatros, cinemas, hospitales, oficinas, ascensores, bancos, baños, centros comerciales, colegios, entre otros; y los riesgos de contaminación y contagio a los que se está expuesto son: Monóxido de Carbono (CO), óxidos de Nitrógeno ( NOx), óxidos de Azufre ( SOx), compuestos orgánicos volátiles (VOC’s, siglas en inglés), Hidrocarburos, aereosoles, tóxicos del humo del tabaco, virus, esporas, sustancias aromáticas, residuos inodoros, radiación, ruido, infección bacteriana, gases, entre muchos más.

Como entran los tóxicos a nuestro cuerpo? Por tres importantes vías: inhalatoria, dérmica y oral o ingesta. La vía inhalatoria es la más importante por su eficacia, ya que tenemos unos 300 millones de alvéolos de diámetro entre 0,1 y 0,3 mm cuya superficie suma alrededor de 70 metros cuadrados y que, respirando en reposo, almacenan unos 3,5 litros de aire que se renuevan mediante la respiración a un ritmo de unos 4 litros por minuto o de 100 litros por minuto en trabajo forzado.

La vía oral también resulta eficiente, pues la longitud promedio del intestino es de 8 a 10 m y se encuentra subdividido en: duodeno, yeyuno e íleon. Se ha calculado que la extensión de todos los pliegues de la mucosa intestinal da un área de 250 m2, el equivalente a la superficie de una cancha de tenis. La vía dérmica, a través de la piel, que es el órgano más grande que tenemos, ocupa aproximadamente 2 m2 con un espesor entre 0,5 a 4 mm. Su peso aproximado es de 5 kg y actúa como barrera protectora que aísla al organismo del medio que lo rodea protegiéndolo, al tiempo que actúa como sistema de comunicación con el entorno.

Las acciones de los tóxicos se presentan principalmente en dos formas: agudos y crónicos. Los agudos, son de efectos tóxicos inmediatos. Es una intoxicación que se presenta en corto tiempo al estar la persona expuesta a una dosis alta de la sustancia. Los síntomas pueden ir desde tos e irritación respiratoria hasta vómitos, convulsiones e incluso la muerte. En cambio, los crónicos, son efectos a largo plazo. Esta intoxicación se presenta en periodos prolongados al estar la persona expuesta a bajas dosis de la sustancia. Los síntomas se manifiestan en enfermedades llamadas crónicas como dermatitis, rinitis, enfermedades del sistema nervioso central (SNC) y cáncer.

Bibliografia: WAYNE, O. 1990. J. Air Waste Manag. Assoc. 40(7).

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