Este texto está basado en el ensayo “Plantas Mágicas”
escrito por J. Ramón Gómez F. autor del libro “Las Plantas en la brujería
Medieval” y del articulo “Libros venenosos de ayer y hoy” escrito por Ma. José Barrios
Castro.
Desde la antigüedad se han utilizado infinidad de vegetales
para la cura de muchas enfermedades y dolencias que ha sufrido la humanidad
desde sus inicios. De hecho, actualmente muchas de nuestras abuelas aun conocen
el secreto de la fitoterapia o herbolaria para el tratamiento de muchas
enfermedades. Las agüitas aromáticas, infusiones, empastes y demás aplicaciones
con vegetales hacen parte de todo este conocimiento.
Pero el uso de los vegetales han sido utilizados con otros
fines, más oscuros, misteriosos, reservados y muy ligados a los actos de
brujería, de la adivinación chamánica e incluso a la licantropía. Todos estos personajes
tuvieron su apogeo en la Europa de la Edad Media, pero con la inquisición fue combatida hasta el
exterminio, se tienen reportes que aun en 1782 se quemaban brujas en plaza
pública. A pesar de ese escabroso pasado, hoy en día se sigue practicando.
Actualmente se sabe de ciertas sustancias tóxicas presentes
en muchas de los vegetales utilizados en aquella época a bajas concentraciones
pueden causar efectos de alucinación y pérdida de conciencia, producidos
principalmente por sus principios activos a base de alcaloides. Las plantas
citadas en los textos de hechicería son las pertenecientes principalmente a la
familia de las solanáceas, con plantas conocidas como estramonio (Datura stramonium), belladona (Atropa belladona), mandrágora (Mandragora autumnalis), tabaco (Nicotiana tabacum) y beleño (Hyoscyamus niger).
A lo largo de esta nueva entrega, se revisará y profundizará
la etnobotánica de la edad media y la botánica oculta de Paracelso (1493 –
1541), médico y alquimista suizo, considerado como el padre de la toxicología,
los principios tóxicos de ciertos vegetales y animales venenosos que fueron los
principales culpables de que miles de personas murieran en la hoguera acusados
de brujería.
En términos generales, se sabe que estas plantas especiales
crecen con más abundancia en suelos nitrogenados, en los que abundan los
nitratos y sales amoniacales, donde doblan la cantidad de alcaloides; es por
esto que la costumbre de búsqueda fuera en cementerios donde se encontraban en
abundancia y ofrecían la mayor proporción de principios activos tóxicos debido
a la riqueza nitrogenada del suelo, hecho que las hacia aun más misteriosas y
macabras.
La generación de estos fitoalcaloides también está
influenciada por la temperatura, al descender también desciende su síntesis,
algo bien conocido por las hechiceras que elegían finales de la primavera y el
verano para recolectar los ingredientes de sus brebajes. Las brujas y hechiceras salían al ocaso a
recolectar los componentes de sus caldos por dos motivos: el primero, para no
ser vistas por sus propios vecinos recogiendo plantas venenosas pues serian
culpables de practicar brujería y las condenarían a la hoguera; y el segundo,
era más sabio, pues sabían que estas plantas acumulan la mayor cantidad de los
principios activos mientras luce el sol, aumentando a lo largo del día y
alcanzando su máximo durante la tarde, momento ideal para la recolección.
De las pócimas se puede decir que no eran más que caldos en
los que cocían diversas plantas con el fin de extraer, a manera de infusión,
las sustancias psicoactivas que eran capaces de provocar largos períodos de
alucinaciones. En muchas ocasiones, se agregaban algunos ingredientes que
preparaban psicológicamente a los asistentes al ritual, acompañado con dosis de
fantasía y misterio.
Para profundizar un poco en lo que eran esos bebedizos, tomemos
una formula conocida y tratemos de desglosar sus componentes para evidenciar
que tipo de efecto podría generar. Para esto, escojamos la pócima presentada
por las brujas de Shakespeare al principio del cuarto acto de Macbeth, en el
que se presentan numerosos ingredientes, algunos de ellos fantasiosos y otros
que evidencian existencia en la herbolaria de la época.
Macbeth, cuarto Acto:
PRIMERA ESCENA
Una caverna.
En medio, un caldero hirviente
Una caverna.
En medio, un caldero hirviente
Truenos
Entran las tres brujas.
Entran las tres brujas.
BRUJA PRIMERA
Tres veces maulló el gato atigrado.
Tres veces maulló el gato atigrado.
BRUJA SEGUNDA
Tres y una más gimió el erizo.
Tres y una más gimió el erizo.
BRUJA TERCERA
Llegó el momento, nos anuncia la arpía.
Llegó el momento, nos anuncia la arpía.
BRUJA PRIMERA
Bailemos en torno al caldero y alimentémoslo con entrañas envenenadas. Tú, sapo, que durante treinta y un días y otras tantas noches has sudado veneno bajo fría piedra, serás el primero que cuezas en el caldero encantado.
Bailemos en torno al caldero y alimentémoslo con entrañas envenenadas. Tú, sapo, que durante treinta y un días y otras tantas noches has sudado veneno bajo fría piedra, serás el primero que cuezas en el caldero encantado.
BRUJA SEGUNDA
Hiervan y cósanse en la cazuela, rueda de víbora, ojo de lagartija, pie de rana, piel de murciélago, lengua de perro, estiércol de sierpe, aguijón de culebra, pierna de lagarto y ala de mochuelo; cósanse y hiervan como si fuesen filtro infernal, para darnos un poderoso hechizo.
Hiervan y cósanse en la cazuela, rueda de víbora, ojo de lagartija, pie de rana, piel de murciélago, lengua de perro, estiércol de sierpe, aguijón de culebra, pierna de lagarto y ala de mochuelo; cósanse y hiervan como si fuesen filtro infernal, para darnos un poderoso hechizo.
LAS TRES
Redoblemos el trabajo y el afán, y arderá el fuego y hervirá el caldero.
Redoblemos el trabajo y el afán, y arderá el fuego y hervirá el caldero.
BRUJA TERCERA
Hiérvanse, escama de dragón, diente de lobo, betún de brujas, vejiga de tiburón, raíz de cicuta de noche arrancada, hígado de judío blasfemo, hiel de cabra, hojas de abeto plateadas a la luz de la luna que se oculta, nariz de turco, labio de tártaro, dedo de criatura estrangulada al nacer y arrojada al foso por una mujerzuela; todo esto, mezclado con entrañas de tigre, son los ingredientes de nuestra cazuela.
Hiérvanse, escama de dragón, diente de lobo, betún de brujas, vejiga de tiburón, raíz de cicuta de noche arrancada, hígado de judío blasfemo, hiel de cabra, hojas de abeto plateadas a la luz de la luna que se oculta, nariz de turco, labio de tártaro, dedo de criatura estrangulada al nacer y arrojada al foso por una mujerzuela; todo esto, mezclado con entrañas de tigre, son los ingredientes de nuestra cazuela.
LAS TRES
Redoblemos el trabajo y el afán, y arderá el fuego y hervirá el caldero.
Redoblemos el trabajo y el afán, y arderá el fuego y hervirá el caldero.
BRUJA SEGUNDA
Enfriémoslo con sangre de mono, y estará el hechizo completo y dispuesto.
Enfriémoslo con sangre de mono, y estará el hechizo completo y dispuesto.
Acá aparecen varias plantas disfrazadas con
nombres de animales en la receta: Lengua de perro (Cynoglossum officinale) de la familia de las boragináceas, que
presentan como agente activo el alcaloide Cinoglosina, principal causante de
efectos narcóticos y paralizantes semejante a los del curare. Rueda de
víbora, helecho de la familia botánica de las Ophioglossaceae, llamado también
lengua de serpiente (Ophioglossum
vulgatum), con agentes activos como sapininas, taninos y flavonoides, de
sabor astringente y utilizadas en empastes como cicatrizantes. Diente de lobo, es sin duda el acónito
(Aconitum napellus), perteneciente a
la familia Ranunculáceas del que sabemos que todas sus partes contienen como
ingrediente activo el alcaloide Aconitina, uno de los venenos más tóxicos del
reino vegetal, 1 mg de Aconitina es letal para un adulto de 80 kg de peso. Las
otras plantas evidentes son: Raíz de cicuta, (Conium maculatum) de la familia de las apiáceas, toda la planta
contiene alcaloides, entre los que se destacan glucósidos flavónicos y
cumarínicos, además de la coniceina y la coniína (también llamada conina,
conicina o cicutina) una neurotoxina que inhibe el funcionamiento del sistema
nervioso central produciendo el llamado "cicutismo". El efecto de
esta toxina es semejante al curare; y el abeto plateado (Abies alba), especie arbórea de la
familia de las pináceas, las yemas son ricas en resina y sus esencias
principales son el limoneno y el alfa pineno. Las hojas presentan una notable
cantidad de aceites esenciales, además de glucósidos y piceína. La resina
además de ser rica en trementina, tiene cierta cantidad de ácido abietínico. Se
utiliza como antiséptico, pero también por sus componentes puede generar
reacciones alérgicas.
Dentro de los animales, los
preferidos y más utilizados fueron sapos, arañas, serpientes, gusanos, alas de
murciélago, entre otros. Algunos aportaban ingredientes activos importantes en
las pócimas, mientras que otros hacían parte de los “exipientes” que tan solo
integraban el total del bebedizo. La formula presentada en Macbeth, inicia con
el sapo (Bufo spp.), cuyas
secreciones de las conocidas glándulas parótidas contienen como agente activo
bufotoxinas, bufotalinas y bufotenina, principios venenosos para el hombre y
letales para perros y gatos que se atrevan a ingerirse un bufónido. Se han
encontrado algunas sustancias menores en el componente de estas secreciones con
acción cardiotónicos y en algunas especies, como Bufo alvarius y Bufo marinus,
se han identificado sustancias con actividad psicoactivas y alucinógenas.
Dentro de los ingredientes también
se utilizaban las arañas, muy comunes y de fácil consecución. Se sabe que
algunas especies de arañas pueden ser venenosas como las especies de los géneros Lycosa sp., Lactrodectus sp.,
Loxosceles sp., Trechona sp., entre otras; muchas de estas habitantes domésticas. Los
venenos de estos artrópodos está compuesto principalmente por Hialuronidasa,
proteasas y otras enzimas, aminas biogénicas como histamina y serotonina, y
algunos componentes no proteicos. La mezcla de todos estos componentes en un
mismo caldero seguramente generaba efectos profundos y diversos en las victimas
que lo tomaran.
Los ingredientes hígado de judío
blasfemo, nariz de turco, labio de tártaro, escama de dragón o vejiga de
tiburón, posiblemente fueran ingredientes existentes en el reino vegetal o
animal, directos o indirectos, es decir que la vejiga de tiburón fuera
realmente vejiga de tiburón o que representara alguna raíz, tubérculo o parte
de una planta que se asemejara a una vejiga de tiburón. Llama la atención el
uso de partes de criaturas mitológicas como el dragón, tradicionalmente animales
gigantes, feroces, malignos y ocultos. Imaginemos una pócima cuyo ingrediente fuera
la escama de un ser de estos!! Siendo más racionales, no hay forma de incluir
escamas de dragón a un bebedizo, posiblemente este ingrediente fuera algo
similar a lo que pudiera ser una escama de dragón; la naturaleza ofrece muchas
posibilidades de obtener ingredientes imaginarios como este, para el caso de
escama de dragón posiblemente fuera un conocido hongo, la Amanita muscaria cuyo sombrero de 10 a 25 cm, con distintas
tonalidades de rojo, cubierto de restos de volva blancos, perfectamente pudiera
ser la escama de un dragón. Hongo basidiomiceto
muy común, del orden Agaricales, muy conocida y de fácil cosecha bajo las acículas
de los bosques de coníferas. Su principal agente activo es el muscimol y el
alcaloide muscarina, con potentes efectos neurotóxicos y alucinógenos.
A manera de reflexión podemos
decir que aquellas hechiceras y brujas tenían un profundo conocimiento empírico de los
secretos químicos de la naturaleza y veían un modo de vida en esta actividad,
pues no hay que negar que el hombre siempre ha tenido cierta atracción por
estos cultos misteriosos. Hoy en día hay un gran desarrollo de la química vegetal
que se ha traducido en miles de sustancias de uso medicinal, farmacéutico,
alimenticio e industrial y que aun hoy se siguen investigando y descubriendo nuevos
agentes activos, a partir de vegetales y animales, con muchas aplicaciones.
Fuente de la imagen: http://www.rodelu.net/montoya/montoy31.htm
Bibliografia:
Bibliografia:
- Barrios-Castro, M. J. “Libros venenosos de ayer y hoy”. Myrtia, 18 (2003): 275-291.
- Capó-Marti, M. A. 2007. “Toxinologia clínica, alimentaria y ambiental. Editorial Complutence. España. 174 pp.
- Cifiuentes, J. L. y Cupul, F. G. 2010. “Venenos: armas químicas de la naturaleza”. Fondo de Cultura Económica. México. 191 pp.
- Gómez, J. R. “Plantas Mágicas”, manuscrito sin fecha. 7 pp.